Wednesday, December 27, 2006

Dublin City Jazz Session


Vol. II

The city lights strikes right
Into my mind
Here upon this grey
And sad street
I look wide eyed to the black
And starry night

Seems like everything flows
Just fine under O’Connell Bridge
The place where our souls
Cry and moan in the
Journey at the center
Of the night

No limericks and lullabies
No forsaken fairy tales
And hocus pocus magic realisms
Will undo what I have done,
Time will tell if I am right
But definitely I’ll do my best
To bring it down

Now the rain comes all right
Tiny drops pour down my face
Will I ever see a blue sky?
Don’t care too much,
Let it all come down.

Capel Street, 14/12/06

Picture: George Street.


Wednesday, December 20, 2006

Dublin City Jazz Session


Vol. I

I never found true happiness
till I put my butt on the road,
simple thoughts over simple things,
simple values over sorrow pleas,
transforming what's not to touch,
endless commentaries that shutters
what a beach boy said,

Back vocal lyrics
over asthmatics senses
shallow holes filled of nefarious hands
struggling to go afloat,

White is the sand that lies beneath
the deep of the ocean,
remember one thing and don’t loose your grip
true lies within us all,

Relaxing the back in a nice black and blue
velvet leather sofa,
the warm sip of the red wine
that goes merry go down my throat
relaxes all of my senses,
feeling complete I am, yes I do,
that brings me naturally to a fine
vineyard in a French campagne,
oak barreled fueled tanks
tangerine and raspberry flavours
tracks down the colours in my
wide and dilated pupils spiced up
with finest herbs man can ever find,

I listen to the wind whisper tender thoughts
through my ears,
erotic movements in my soul
walkin’ by these sweet and red Ballsbridge boulevards,
the rain pours down my shoulders
the suit shrinks
and the tie strangles
what was left of my youth,
no more hair long
no more piercing
or whatsoever,

That magic feeling wraps this unbelievable and disastrous
monotonous existence,
falling far from below away this tears that runs
through my cheeks,
believing the impossible that turns
just ‘round the corner,

Carry that weight,
carry that sweet rendezvous of the night
on your shoulders,
It’s only an island if you look it down
from the water,
no matter what’s to expect,
it’s a realization of your dreams
canalized in go go dances
under sad and weary neon lights,

People go by
go up
go down
go straight
go gay
go sad
go daylight
go night
go crazy
go fast
go sweet
go tender
go bollocks!

Walk down the bohemian
and crowded streets and
take a good look to the people,
delusion and broken hearted hobos,
lonesome travelers,
desolated angels,
on the road goers,
backpackers full of angelical curiosity,
anti-political killers of the system
desirous of everything,
the streets flow with satirical
and angry rhapsodies,
protest what's to protest
Strike! Create! Sing! Write!

Lay round your heart and play
with the beautiful side of life,

Look far from that dirty and weary
window of the small café,
you’ll be amused and find yourself
watching everybody undress
their souls in front of you,
shut your eyes for a moment
and imagine quintessential life stories
of these poor and torn bastards,
struggling to stay awake
from a nightmare
that hunts
us all,

The night comes all right,
bright and starry,
delightfully desperate
howls at the break of dawn,
in its sweet and gorgeous
presence
lights the path
for the junkie,
who consoles his own
habit
seeking true and restless happiness
in this bitter
life,

But above all things,
believe in the power of
change,
there’s always somebody out there
who’s willing
to tend us a light
at the end of the tunnel.

Capel Street, 10/12/06

Picture: O'Connell Street

Thursday, December 14, 2006

De Cafetines y Ventanas


Mirar por la ventana de un café es como ver la televisión, pero claro…mucho más entretenido. Ver la gente pasar es una actividad que tomé por costumbre a medida que empecé a viajar. Siempre sentí la extraña necesidad por entender el comportamiento humano, y estoy ciento por ciento seguro que la calle es la que nos muestra la verdadera realidad de las personas. Cuando me siento a tomar un café y no tengo nada para leer no me queda otra que apoyar la pera sobre la palma de la mano y mirar hacia afuera por la ventana. Puedo llegar a pasar horas sentado en una silla mientras miles de personas que no conozco desfilan ante mis ojos. Sólo me distraigo cuando la camarera me llena la taza o tengo que correr al baño. Si tengo un block de hojas a mano trato de bajar a letra lo que más me llama la atención, quizás me sirva para algún personaje que en el futuro quiera retratar. La manera de caminar es la que me ayuda un poco a descifrar la personalidad de la gente. Y basándome en esos detalles monto numerosas historias que sólo a mí me entretienen. Cabe aclarar que no lo observo por el lente de un periscopio, no me escondo detrás de un gran angular, trato de estar lo más cerca posible para poder captar esos miles de gestos que definen a una persona. Por eso prefiero sentarme en una terraza, no hay afiches o menús colgados que te dificulten la vista. De esa manera logras también ver otros guiños que a la distancia son bastante difíciles de percibir.

Es disímil la variedad de personas que pasan delante de esta ventana de este café en Wicklow Street. Caminan solas o acompañadas de la mano, algunos hablan por teléfono o escuchan música. En este frío boreal los abrigos llevan el color y elegancia de la calle. Los más jóvenes apuestan por camperas siguiendo los cánones de la moda y algún que otro perdido camina con un simple saco de pana, mientras tanto la gente de oficina camina orgullosa con sus trajes recién horneados y salidos de la tintorería, cortados a la perfección por el sastre de la familia.

Ahí viene la que mira hacia abajo mientras camina, quien sabe que estará pasando por su cabeza. Otros miran al cielo, buscando algún tipo de respuesta a una pregunta substancial. Están los que miran la vidriera de los negocios y en esos ojos bien abiertos un efecto anime destella temblequeando. Los que fuman y disfrutan de su cigarrillo, los que fuman y lo tiran desesperados, prometiéndose que ese fue el último. El que está apurado y la que camina en una burbuja acaban de chocarse, el que está apurado no tiene tiempo para pedir disculpas y la que camina en una burbuja no se da cuenta. Ahora viene el que ríe, mostrándole la hilacha al frío, totalmente abrigado de pies a cabeza.

Entre los que caminan delante mi ventana están los hindúes, los polacos y los irlandeses, los italianos y españoles, los checos, chinos y árabes, también están los australianos, alemanes y suecos, franceses, húngaros y canadienses. Los malayos que caminan en grupo se corren para que el uruguayo pueda pasar entre ellos. El irlandés habla por teléfono con el francés que trabaja en una agencia de reclutamiento, si tiene suerte el Lunes empieza a trabajar. El hindú le pregunta la hora al español, y la australiana que pasó por el costado chequea el dato en su teléfono. El chino se ata los cordones en el medio de la calle sin importarle que por atrás el polaco camina apurado porque esta llegando tarde al trabajo. El italiano seduce a la sueca que mira para un costado para ver por donde puede escapar. El húngaro de rastas toca la guitarra y la pareja de turistas alemanes tira unas monedas en el gorro de lana de la tailandesa, novia del guitarrista.

Entonces llega la noche y la gente le concede el protagonismo a la soledad de la calle. La luz del día baja tenuemente y el sol se pierde exiguo entre las catedrales del sur de la ciudad. La camarera me avisa que están por cerrar, entonces pago la cuenta y me abrigo.

El argentino camina con las manos en el bolsillo, deseando llegar a su casa y tomar una copa de vino.

Wednesday, December 06, 2006

"Todo bien..."


Es lo que generalmente respondo cuando me preguntan como me fue en algún viaje. No se, quizás se esperan un relato oral extenso lleno de picantes anécdotas y aventuras, pero sencillamente lo único que sale de mi boca es: "Todo bien...".

Con el tiempo uno descubre la manera de contar lo sucedido. El bloqueo inicial es algo totalmente normal, sobre todo cuando unas quince personas te reciben en el aeropuerto y entre besos y abrazos esperan que les cuentes todo. Entiendo perfectamente su curiosidad, solo que algunos no están dispuestos a escuchar un: "Todo bien...".

Es bastante complicado tener que elaborar todas las historias apenas llegar, y mas cuando estas vaciando la mochila y poniéndote al día con tu correspondencia, o te queres pegar una ducha bien merecida por no haberte bañado en los últimos tres días. Automáticamente lo que sale de mi boca es un honesto y también perezoso: "Todo bien...".

Cuando las anécdotas florecen en la cabeza y uno empieza a relatarlas parece que la necesidad de saberlo todo por parte de los oyentes es tal que no se contentan con lo ya dicho. La repetición de historias es una constante y cuando la fatídica pregunta llega, la respuesta no es mas que un: "Todo bien..." encogiendo los hombros.

Las fotos ayudan a llevarla un poco mejor. Pero también tiene su lado oscuro. Tener que explicar todo y hasta el por que de cada foto transforma algo tan simple en algo agotador. Muchachos por favor, empiecen a interpretar un poco las fotos, no todo tiene un donde y por que. Eso es lo más lindo de la fotografía, capturar un momento totalmente simbólico para uno que no se puede y se quiere explicar.

Poseemos, todos, una naturaleza especial a la que me subordino sin ningún tipo de discusión. La gente quiere saberlo todo, por qué no?. Así que lo único que les puede decir es: “Todo bien”.


Friday, December 01, 2006

Martes Gris en una Fria tarde en Dublin

Acá les dejo un relato que escribi y fue publicado para un Blog Colectivo. La idea principal de este Blog es postear nuestros martirios. La rutina se basa en una convocatoria abierta bajo un lema determinando, un período para la publicación de posts en cada una de las bitácoras que deciden participar, edición del material recibido y publicación del post definitivo con aportaciones del autor anfitrión. Si les gusta la idea y quieren participar esta es la dirección: http://colectivocarrousel.blogspot.com/

Para terminar de leer el relato tambien dirigirse a la misma direccion.




El despertador sonó a las doce, las cortinas del cuarto estaban abiertas. Un débil rayo de luz fragmentaba la espesa oscuridad de la habitación. Abrí los ojos como pude, los sentía terriblemente hinchados, esas mañanas que uno se levanta lamentando lo sucedido la noche anterior. El cielo estaba cubierto por un fino lienzo de nubarrones que ocultaban al sol que endeblemente calentaba la ciudad.

Un día más.

Me levanté de la cama, comí unas tostadas con mermelada de frutilla y una pinta de agua fría. Me lavé la cara y los dientes, soy de las personas que se bañan por la noche. Me cambié y no más de la una y cuarto salí de casa. Pasé por el kiosco a comprar cigarrillos. "10 Camel Light please", una friolera de casi cuatro euros se van por la basura. Soy asmatico pero no asimilo mi enfermedad, delirios de super hombre, y siempre termino pagando por los altos impuestos que imponen los gobiernos contra las grandes tabacaleras. Después pasé por el locutorio para llamar a la vieja, necesitaba averiguar unos datos para tramitar mi residencia en Dublín en la embajada italiana. En realidad avisarles a los italianos que estoy viviendo en Irlanda para que no me llamen a hacer el servicio militar, que sigue siendo obligatorio.

No tenía ganas de caminar hasta la embajada, aunque sólo me tomaría media hora. Me subí al número 7, viejo y conocido bondi que me acercaba hasta mi antiguo trabajo donde laburé durante ocho meses. Me bajé en Northumberland Rd., un hermoso boulevard arbolado de embajadas situado en uno de los barrios más chic de la ciudad. Crucé la calle y enfilé hacia la embajada. Toqué el timbre y por el portero eléctrico una voz en off me atendió.

- Pronto, dijo en perfecto italiano. Me agarró desprevenido, pensé que me iban a atender en ingles.

-Ehhhhh, Buon giorno, wanna know if...

-Eh chiuso, its closed, me interrumpió la amable voz de la embajada.

Un aviso con los horarios de atención al público colgaba a la izquierda del portero eléctrico. Martes: 10 a 12. No se porque pero en todas las embajadas los horarios al público se restringen a unas pocas horas por día. Me pregunto si realmente trabajan y por qué no me apunté en una carrera diplomática.