Thursday, May 24, 2007

Tunez Dixit Vol. V


Hace poco retomé este relato y le volví a dedicar un poco más de tiempo. Acá hay otro adelanto de lo que vendrá. Espero que lo disfruten...

El viaje estaba tomando un inmediato color y se encaminaba a un gran final. Las expectativas que había llevado conmigo cuando salí de Barcelona se vieron completamente superadas. Diez días habían pasado desde que mi pasaporte había sido sellado en el aeropuerto. Todavía quedaban unos cuantos días más, y los objetivos seguían siendo los mismos, aunque el agotamiento físico me iba jugando una mala pasada. El trabajo de verano en Menorca había dejado huellas en mi espalda, la mochila se sentía un poco más pesada cada paso que daba.

El Ramadán tampoco me lo hizo más fácil. Encontrar un lugar para comer durante el día era una tarea bastante difícil de lograr. Especialmente en el Sur, recorriendo pueblos más pequeños y tradicionales bajo el despiadado sol. Todas las tiendas, y la gran mayoría de los restoranes estaban cerrados. No podía tomar agua tranquilo sin sentir el peso de la gente mirándome y acusándome con fanática intolerancia. Y no era que me la pasaba tomando cada dos por tres. Siempre trataba de escabullirme para tomar un trago y nunca caminaba con la botella en la mano. Fumaba sólo escudado bajo la sombra de un árbol o desde un punto alejado sentado sobre la hierba y mirando hacia otro lado. No quería meterme en problemas, si es que realmente existía problema alguno.

Respetar siempre el entorno y la situación que te rodea son principios que comparto y trato de cumplir cuando viajo. Cuidar del medio ambiente. Soy de los que temen con el fin del mundo en estos tiempos apocalípticos que estamos viviendo. No llegar a ver todo lo hermoso que este mundo tiene para ofrecerme es algo que no podría tolerar. Y menos si son los déspotas e imperialistas los que causan tanto daño. Si mi pequeño esfuerzo sirve para que al menos la vida misma se prolongue, entonces bienvenido sea. Estoy seguro que somos muchos los que queremos hacer de este mundo uno mejor.

Túnez me había sorprendido de la mejor manera. Nunca se me había cruzado por la cabeza antes de empezar este viaje conocer a tanta gente y moverme con la naturalidad con la que me manejé. El viaje que hice a Marruecos unos años atrás me dio la experiencia y la seguridad necesaria para moverme en un territorio con una cultura e idiosincrasia tan distinta. No sé si me hubiera mandado solo sin tener esa experiencia en la mochila.

Marruecos es más salvaje y está menos preparado para el viajero. Me transmitió una realidad más cruda y distinta a lo que fueron mis primeros viajes por Europa. Túnez goza de una política más estable y de un circuito turístico más preparado. Los vendedores no te agobian demasiado y en la calle no tenés que andar con todas las luces prendidas por temor a que te timen o te quieran sacar algo por la espalda. A diferencia de Marruecos, es muy difícil que alguien se acerque para venderte drogas ya que está totalmente prohibido. Recomiendan no aceptar nada de nadie, ya que los mismos que te venden son los que después le avisan a la policía. Y si te agarran con algo, fuiste. En las dos semanas que estuve girando sólo tres personas me ofrecieron un poco de hachís.

Marruecos fue el viaje que más me marcó hasta el día de hoy. Con su crudeza, mas el aporte de la gente que influyó directamente en mi travesía, me regaló algo más allá que la tremenda posibilidad de conocer algo tan distinto: marcó un nuevo punto de partida a lo que busco como viajero perenne. Túnez fue la confirmación de lo que quiero lograr: moverme sin ataduras y sumergirme lo más adentro de la cultura posible.

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